Las zonas claras de la Luna que rodean los mares se llaman tierras. Las forman materiales más antiguos que los mares, de edad superior a los 4.000 millones de años. Por esa razón en las tierras se observa una densidad de cráteres mucho mayor que en los mares, pues el material que formó los mares cubrió los cráteres que en aquel momento allí existían. Los cráteres son el resultado de colisiones de grandes meteoritos a lo largo de millones de años. Sus dimensiones son muy variables: algunos llegan a medir más de 100 km de diámetro y poseen paredes de varios kilómetros de altura; otros en cambio tienen un tamaño inferior al kilómetro. Con frecuencia los cráteres se observan superpuestos unos a otros, lo cual revela diferencias de edad entre ellos.
La leve inclinación del eje de rotación de nuestro satélite va descubriendo alternativamente a lo largo del mes lunar sus polos boreal y austral; por otro lado, al ser su órbita ligeramente elíptica, la Luna nos va mostrando en mayor o menor medida sus bordes occidental y oriental. Este hecho, conocido como libración, motiva que el porcentaje visible de la superficie lunar no sea en realidad del 50% sino del 60%. Por ello la distancia al borde lunar de los detalles próximos al mismo no siempre es idéntica.
En este dibujo de la cara visible de la Luna se señalan los principales mares, lagos y bahías, así como algunos grandes cráteres distinguibles con unos prismáticos sencillos o un pequeño anteojo

No hay comentarios:
Publicar un comentario